ENTRESIERRASrd | Una
mirada a los encuentros entre tamborileros de Hurdes y Sierra de Francia, cuya
siguiente cita tendrá lugar en Caminomorisco el próximo 11 de marzo
El Tío Mauricio, La Alberca |
“El silbo (flauta o gaita) y el tamboril
jugaban a la ira y a la tristeza; a perderse y a reencontrarse; jugaban al olvido
y a la memoria; al vivir y al resucitar (…)” (Rafael Sánchez Ferlosio.
“Industrias y mudanzas de Alfanhuí”).
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Félix Barroso Gutiérrez-PLAN Vex José María Albiñana Sanz fue desterrado a Las
Hurdes en 1932. De haber sido el martillo pilón de curas y caciques, un
reconocido republicano y masón y un declarado aliadófilo en la Primera Guerra
Mundial y de haber militado en la Juventud de la Izquierda Liberal, pasó a
convertirse en el paladín más destacado de la extrema derecha española, en un
auténtico fascista. Su gran odio contra la Segunda República lo descargó en el
libro “Confinado en Las Hurdes”. No obstante, expurgando entre las páginas de
este libro, se entresacan atinados apuntes costumbristas, alegres y coloristas,
que contradicen severamente las patéticas y grises imágenes que, en el mismo
año de su confinamiento, incluyera Luis Buñuel en su calumnioso documental
“Tierra sin pan”.
Así, cuando describe magistralmente las fiestas
de San Antonio en Nuñomoral, deteniéndose en las elegantes vestimentas
tradicionales que visten los lugareños y aquellos otros comarcanos que bajan o
suben de las alquerías pertenecientes al concejo, relata: “El hombre del
tamboril aporrea el instrumento despertando la admiración de sus convecinos,
muy especialmente de la chiquillería, que le rodea con entusiasmo, como a un
dios de la música”. Y es que los tamborileros, los que aprendieron a tañer sus
instrumentos estando casi siempre de pastores con sus cabras o sus ovejas, no
solo manejaron o manejan con mano diestra el tamboril y la gaita (flauta de pico, de tres agujeros), sino que
eran y son todo un baúl de cultura oral.
Cuentos, leyendas, romances, ensalmos, refranes, trabalenguas, juegos de
ingenio y otras mil caras de la Cultura Tradicional-Popular colmaban y colman
sus zurrones y repartían su sabiduría a manos llenas. Antes más que ahora,
cuando ya nos van quedando pocos de aquellos irrepetibles maestros que pueda
que no pisaran jamás una escuela ni vieran en su vida una partitura musical.
Los que no solo utilizaban la mano diestra para tocar la gaita, sino también la
zurda, o la “chota”, como dicen en el territorio jurdano. Por ello, Tío Jesús
Crespo Crespo, que fue tamborilero de la alquería jurdana de La Fragosa, me
decía en plan socarrón: “A mí, de la mi familia me vieni el moti del
Potonguinu, peru tamién me dicen `El Chotu`, polque tengu máh halbeliá con la
chota que con la manu derecha”. Y con la “chota” tocaba la gaita.
Para que estos músicos populares, que tanto
divirtieron al pueblo a lo largo de siglos que se pierden en el largo eco de
los tiempos, el Ayuntamiento de Caminomorisco ha tomado la sabia decisión de
homenajear a los tamborileros de Las Hurdes y propiciar todo un Encuentro
Interprovincial entre éstos y otros pertenecientes a pueblos aledaños del norte
cacereño y aquellos otros de la comarca salmantina de la Sierra de Francia. Una
jornada de confraternización que se llevará a cabo el próximo 11 de marzo, con
motivo de la celebración de la XVI Matanza Tradicional Jurdana. No hay que olvidar que Las Hurdes junto con
algunos lugares y villas de la Sierra de Francia, tales como Sotoserrano o La
Alberca, formaron parte de la Tierra y Villa de Granadilla, bajo los auspicios
de la Casa de Alba. En 1835, al
disolverse los señoríos, las tierras y aguas que vertían hacia la provincia de
Salamanca pasaron a depender de dicha demarcación provincial. Las que vertían hacia Extremadura, quedaron
englobadas en la provincia de Cáceres, excepto la alquería jurdana de La
Rebollosa, que quedó en manos del pueblo salmantino de Herguijuela de la Sierra
y la llamada “Dehesa de Batuecas”, que, desde tiempos inmemoriales, fue
explotada por los vecinos del concejo jurdano de “La Ribera” o del “Riomalo”,
pasando a depender de La Alberca.
Intereses caciquiles y todopoderosos dieron lugar a ambos latrocinios.
Pero el pueblo llano de Las Hurdes y de la
Sierra de Francia siempre estuvieron unidos por estrechos lazos, practicando
entre ambos, en pasados siglos, una economía de trueque y estableciendo
numerosos compadrazgos. Con motivo de la
fastuosa romería en honor de la Virgen de la Peña de Francia (8 de septiembre),
a la que acuden los jurdanos y los serranos en masa, se han mantenido y
reciclado viejas amistades. En esa
jornada, los tamborileros de una y otra zona se intercambiaron (aún continúan)
sus saberes, habiendo generado así una amplia área folklórica donde se
intercalan lo serrano y lo jurdano, formando ricos estratos pertenecientes a
sedimentos emparentados por el poso y el peso de los años.
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