martes, 7 de marzo de 2017

Desde el corazón de Cespedosa

ENTRESIERRASrd | Un paseo por la exposición fotográfica de Juan Manuel Castro Prieto, que bajo el título del pueblo salmantino, muestra parte de la obra de este Premio Nacional de Fotografía
El madrileño barrio de Lavapiés ha ido cobrando especial relevancia en el campo de la cultura y del arte. Fuera de las multitudes de galerías que emergen, algunos centros de arte como el de La Tabacalera empiezan también a desmarcarse. Este edificio, antiguamente fábrica de tabacos, se dedica ahora a la organización de actividades sociales y artísticas. / LARA TOURNEMIRE / LE MIAU NOIR /

Dividida en dos partes, la planta baja, llamada “Tabacalera-Promoción del arte”, está gestionada por el Ministerio y desarrolla una programación de exposiciones temporales en torno al arte contemporáneo. En cuanto al resto del espacio, pertenece al Centro Social Autogestionado de La Tabacalera de Lavapiés.
La Tabacalera-Promoción del arte pensó a lo grande al iniciar el pasado 15 de enero una retrospectiva del fotógrafo español Juan Manuel Castro Prieto. El artista, Premio Nacional de Fotografía en 2015, muestra en este amplio espacio sus 39 años de producción fotográfica. Bajo el título Cespedosa, la exposición hace referencia al nombre del pueblo de su infancia, Cespedosa de Tormes.
Lugar de la intimidad
Recorriendo las primeras salas, pueden descubrirse fotografías en blanco y negro puestas bajo la forma de polípticos. Éstas enseñan la localización precisa del pueblo a través de sus paisajes y su naturaleza. Una vez situado en el espacio, el artista nos lleva hacia los interiores y la intimidad de las casas.
Retratos de niños, aún realizados en blanco y negro, se enfrentan a la mirada del espectador de manera casi voyerista. El fotógrafo consigue captar las emociones de los infantes mientras están jugando en el pueblo, en sus viviendas, con cualquier objeto encontrado.
Siguiendo el recorrido, se descubre una sala más escondida donde se expone otro tipo de técnica fotográfica. Son los “Bocetos” de Juan Manuel Castro Prieto de los años 1992-2011, fotografías de pequeño tamaño de tipo Polaroïds. Estas obras, fragmentos de recuerdos, parecen todavía más intimas, como si fueran instantáneas de la historia personal del artista.
A estas les siguen grandes formatos compuestos con un cierto cálculo. ¿El artista elabora estas escenas o las atrapa in fraganti? Por ejemplo, en “Agustí” se percibe que la mujer está posando delante de la cámara. En otras obras, como “Mano de Pedro” y “Cien años”, la luz emergente fue también capturada en el momento justo. En fin, Castro Prieto crea su propio teatro, un teatro de la intimidad.
El círculo de la exposición no se detiene aquí. Oculta, una sala amueblada con mesitas expone las primeras fotos, que van de 1977 hasta 1982. De nuevo, se recorre la vida del artista con un verdadero álbum de su familia: la boda de sus abuelos, el bautismo de un nieto, primos jugando entre ellos…Sin temor, el fotógrafo confía a los demás su trayectoria personal.
Religión y bodegón
Se nota una real evolución en la obra de Juan Manuel Castro Prieto. Las últimas salas de la Tabacalera revelan un trabajo distinto: se traspasa esa noción de la intimidad para entrar en el mundo de los objetos y su simbología.
La religión está omnipresente, el autor pone el acento sobre las reliquias que constituyen el mito cristiano. Imágenes piadosas y cruces están en cada foto, de manera discreta, en una esquina, o claramente subrayadas, en primer plano. ¿Serían elementos imprescriptibles de la cultura española?
Por fin, el objeto se convierte en algo fijo en el tiempo. Las fotos de bodegones recrean típicamente las pinturas flamencas del siglo XVII. Esta vez, el fotógrafo-pintor busca una estética precisa empujando la técnica fotográfica a su máxima. ¿Desea dejar de lado el punto de vista subjetivo para abrirse a una visión más objetiva? ¿O intenta, quizás, investigar la belleza en un modo de perfección?
La Tabacalera no se ha equivocado al exponer los 39 años de intenso trabajo de Juan Manuel Castro Prieto. El lugar, por su dimensión y su aspecto industrial, se presta perfectamente a esa muestra de calidad. Abriéndose cada vez más a una programación elaborada en torno al arte contemporáneo, la Tabacalera confirma con la exposición Cespedosa la calidad de la producción fotográfica española a nivel internacional. Aunque la muestra haya finalizado, se puede realizar una visita virtual de la misma hasta el 31 de diciembre.

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