ENTRESIERRASrd | Otra mirada a uno de los cultivos “de lujo”
que exigió trabajo y dio recompensas: el lino
El alma charra, y por
ende, el alma de Entresierras, está hecha de lino. Dio trabajo y lo sufrió
durante generaciones. Porque el lino es, como tantos otros menesteres, asunto
de muchos. De las yuntas que dieron lomos para arar los huertos. Los de las
mejores tierras, eso sí, porque el lino es señorito de buena casa y no crece en
cualquier parte.
Su madre, que a la vez
es hija, la bien llamada “linaza”, era preparada y guardada, como el tesoro de
los godos, todo el año para ser sembrada.
Un trabajo de sol a sol
y de nieve en nieve, duro, laborioso, hartado de paciencia, hasta llenar de los
ovillos y caminar rumbo al telar donde del hilo fino se sacan las sabanas finas,
llamadas por estos lares “de sedija”. También estaban “las otras”, que no eran
tan finas con las que cubría el colchón. Y “esasotras”, que a falta de finura,
se tejían para hacer costales, a los que buen uso se daba en la era para
recoger las arrobas de grano, de linaza, claro, en eso que hoy dieron en llamar
“economía circular” y que antaño no necesitaba de renombres porque era la vida
misma.
Trabajo, insistimos, de
rudos, de cultos y de artesanos, primero sembrar y cuidar el lino, no faltar al
riego para darle largura y robustez a la hierba. También del tiempo de la siega
se aprendían lecciones. Las haces, sin ir más lejos, se llevaban al río donde
el agua fuera más tibia, para “enriarlo” para ser cocido. Después de unos
cuantos días enriado y dando vueltas era sacado y puesto a secar, ahí llegaban
los mozos de la casa a brazo de acero y en la piedra machaera con el mazo de
madera “daban en machar el lino”, que ese sonido, los mayores, aún no lo han olvidado,
ni lo harán.
Ahí quitaban las hierbas
malas para ir sacando el hilo, las mujeres se iban poniendo el mandil porque
llegaba su turno de labor: espardar, rastillar, hilar, hacer las madejas con el
argaillo, un duro trabajo hasta llegar a ver esa sábana fina de sedija, esa que
siempre se guardaba para que la moza bordara para el ajuar.
Siempre con la buena
armonía donde las mujeres se juntaban en cuadrillas para hacer estos trabajos
más llevaderos y siempre entonando algún cantar, como alguno que aún se escucha
si se afina el oído en nuestros pueblos.
Espadilla.
Espadilla
gramilla de lino blando
que te
espaden las hijas del tío Gerardo.
En el espadero,
las que no cantan al pie de la gramilla,
parecen
estatuas.
Espadilla
gramilla me hizo muy majo,
si se lo
mandara
me hiciera
un tajo.
Espadilla
gramilla de lino crudo,
que te
espaden las hijas del Tío Cirulo.
Espadilla
gramilla de lino duro
que te
espade mi amante que yo ya sudo.
Espadilla
gramilla de lino blanco
que te
espaden las hijas del tío Abelardo…
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