martes, 4 de septiembre de 2018

De rudos, de cultos y de artesanos


ENTRESIERRASrd | Otra mirada a uno de los cultivos “de lujo” que exigió trabajo y dio recompensas: el lino
El alma charra, y por ende, el alma de Entresierras, está hecha de lino. Dio trabajo y lo sufrió durante generaciones. Porque el lino es, como tantos otros menesteres, asunto de muchos. De las yuntas que dieron lomos para arar los huertos. Los de las mejores tierras, eso sí, porque el lino es señorito de buena casa y no crece en cualquier parte.

Su madre, que a la vez es hija, la bien llamada “linaza”, era preparada y guardada, como el tesoro de los godos, todo el año para ser sembrada.
Un trabajo de sol a sol y de nieve en nieve, duro, laborioso, hartado de paciencia, hasta llenar de los ovillos y caminar rumbo al telar donde del hilo fino se sacan las sabanas finas, llamadas por estos lares “de sedija”. También estaban “las otras”, que no eran tan finas con las que cubría el colchón. Y “esasotras”, que a falta de finura, se tejían para hacer costales, a los que buen uso se daba en la era para recoger las arrobas de grano, de linaza, claro, en eso que hoy dieron en llamar “economía circular” y que antaño no necesitaba de renombres porque era la vida misma.
Trabajo, insistimos, de rudos, de cultos y de artesanos, primero sembrar y cuidar el lino, no faltar al riego para darle largura y robustez a la hierba. También del tiempo de la siega se aprendían lecciones. Las haces, sin ir más lejos, se llevaban al río donde el agua fuera más tibia, para “enriarlo” para ser cocido. Después de unos cuantos días enriado y dando vueltas era sacado y puesto a secar, ahí llegaban los mozos de la casa a brazo de acero y en la piedra machaera con el mazo de madera “daban en machar el lino”, que ese sonido, los mayores, aún no lo han olvidado, ni lo harán.
Ahí quitaban las hierbas malas para ir sacando el hilo, las mujeres se iban poniendo el mandil porque llegaba su turno de labor: espardar, rastillar, hilar, hacer las madejas con el argaillo, un duro trabajo hasta llegar a ver esa sábana fina de sedija, esa que siempre se guardaba para que la moza bordara para el ajuar.
Siempre con la buena armonía donde las mujeres se juntaban en cuadrillas para hacer estos trabajos más llevaderos y siempre entonando algún cantar, como alguno que aún se escucha si se afina el oído en nuestros pueblos.

      Espadilla.
Espadilla gramilla de lino blando
que te espaden las hijas del tío Gerardo.

En el espadero, las que no cantan al pie de la gramilla,
parecen estatuas.

Espadilla gramilla me hizo muy majo,
si se lo mandara
me hiciera un tajo.

Espadilla gramilla de lino crudo,
que te espaden las hijas del Tío Cirulo.

Espadilla gramilla de lino duro
que te espade mi amante que yo ya sudo.

Espadilla gramilla de lino blanco
que te espaden las hijas del tío Abelardo…

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