Cientos de
personas disfrutaron el pasado sábado de una nueva edición del Belén viviente
de Sanchotello, que se afianza en su quinta edición como un referente de toda
la comarca. Así lo pusieron de manifiesto los visitantes, que llegaron desde
muy diferentes localidades, como Béjar, Candelario o Puerto por un lado,
Valdefuentes y Peromingo, por otro, o Fuenterroble de Salvatierra más al norte.
Niños y mayores se volcaron en la organización hasta el punto de que un centenar de personas se vistió para representar los diferentes papeles del Nacimiento, entre los que no faltaron los habituales del Misterio y donde se incorporaron otros, habituales en este Belén, como la castañera, los herreros, la posada o el escriba. Todo ello en plena calle con un recorrido muy original que conducía a los vecinos desde la plaza hacia la zona de los canchales. La visita contó con un invitado de lujo, ya que el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, cumplió con la promesa realizada en las fiestas del Cristo y regresó a Sanchotello para disfrutar del Belén viviente. Destacó la importancia de esta tradición dentro de la iglesia católica y alabó la dedicación de los pueblos castellanos de la Diócesis, como Candelario o Puente del Congosto, en este tipo de eventos.
El frío no amilanó a vecinos y visitantes e incluso el pequeño Niño Jesús aguantó la bajada de la temperatura. Eso sí, la organización invitó a chocolate y dulces a los asistentes para calentar el cuerpo.
Niños y mayores se volcaron en la organización hasta el punto de que un centenar de personas se vistió para representar los diferentes papeles del Nacimiento, entre los que no faltaron los habituales del Misterio y donde se incorporaron otros, habituales en este Belén, como la castañera, los herreros, la posada o el escriba. Todo ello en plena calle con un recorrido muy original que conducía a los vecinos desde la plaza hacia la zona de los canchales. La visita contó con un invitado de lujo, ya que el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, cumplió con la promesa realizada en las fiestas del Cristo y regresó a Sanchotello para disfrutar del Belén viviente. Destacó la importancia de esta tradición dentro de la iglesia católica y alabó la dedicación de los pueblos castellanos de la Diócesis, como Candelario o Puente del Congosto, en este tipo de eventos.
El frío no amilanó a vecinos y visitantes e incluso el pequeño Niño Jesús aguantó la bajada de la temperatura. Eso sí, la organización invitó a chocolate y dulces a los asistentes para calentar el cuerpo.
Noticia en LaGacetaDeSalamanca
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