domingo, 7 de septiembre de 2014

Solo un paseo nocturno por Valdelacasa

© Axel Asb Estaba empachada de luz, satisfecha, aun no pudiendo dar más. Repleta en su orgullo de luna ahora creciente, ahora menguante. Esa noche se armó de valor y poder para hacerle competencia sin igual a su competidor diurno habiéndole robado parte de su prepotencia. Y saciada como estaba, fue capaz de proyectar las más lúgubres sombras sobre la carretera mientras paseábamos. Creó la visión perfecta a ambos lados del camino mientras nos alejábamos. Tal vez el silencio de la noche la hacia más poderosa y protagonista. Solo al darnos la vuelta para volver, allá a lo lejos, las pequeñas luces del pueblo rivalizaban con ella rendidas a la evidencia del momento.
Aquella noche era noche de perseidas. Y seguro que las hubo...pero no las vimos, porque esa noche de plenilunio era suya, fastuosamente suya.
Solo Sabina, al cruzarnos con ella y mientras jugaba con su linterna, fue capaz de devolverme a la realidad. Solo era un paseo nocturno por la carretera de Los Santos.

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