miércoles, 20 de julio de 2016

Era buena en el barrer…

ENTRESIERRASrd | Una mirada especial a un artilugio del día a día que a veces pasa desapercibido y que en el medio rural es toda una enciclopedia etnológica: la escoba

Barre riendo la escoba / la escoba barriendo va, / barre barriendo riendo, / va riendo sin parar.
 ¡Ay que escoba tan alegre! / que siempre riendo va, / riendo barre la escoba /  la escoba barriendo va.
Es tiempo de escobas. Si tal utensilio universal y atemporal tuviera un tiempo concreto de uso. Pero sí. Lo es. Tiempo de escobas. De ir al campo y comprobar lo que decía el refrán: "Si no llueve en febrero, no hay zacilio ni baleo".
El zacilio y el baleo tiene sus diferentes nombres en comarcas similares. En Ciudad Rodrigo y alrededores se conoce como 'ciacina'. Diferentes nombres para una misma planta cuyos usos, más allá de nomenclaturas, la sabiduría popular hizo confluir.
La escoba, en singular, se ramifica, nunca mejor dicho, en mil escobas para diferentes usos. 
La escoba de zacilio, cuando era nueva, se usaba para sacudir la telaraña; cuando ya perdía la pelusa con el desgaste, con ella se barría la lancha de la lumbre.
La escoba de baleo se usaba para sacudir la ropa. Y el pelo. Las señoras mayores solían tener el pelo muy largo y para hacerse los famosos moños serranos (las unas a las otras, en peluquería vecinal a la fresca), se peinaban y después se sacudían la escoba de baleo.
También existía la escoba de año. También para sacudir la ropa. Y el suelo, que antaño era de barro apisonado. El barro se rociaba con el botijo o barril  y luego se pasaba la escoba de año "que no rallaba".
Habían también escobas camperas. La ajujera se usaba para barrer la era. Con ella, bajo el calor del verano, se recogía el grano de la era, el fino y el enclaustrado. Las ajujeras son escobas muy duras y aptas para la labor. "Sacan muy bien el grano de entre la hierba seca de la era". También con ella se barría cada mañana la puerta de casa (cuando no había barrenderos o educación social y cada cual barría su puerta). Siempre, eso sí, después de pasar el cabrero con las cabras. No hace falta explicar la lógica.
Con el tiempo todo ha quedado reducido a una única escoba. También en esto tan simple, como es el barrer, los tiempos modernos nos han hecho perder prestancia.
Recargada en la pared / estaba la escoba un día, / sintiendo tristeza y sed / porque nadie la quería; / era buena en el barrer  / hacía mucho no barría.
Ella jugaba a querer, / pero nadie la quería.




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