ENTRESIERRASrd | La
mirada de hoy viaja al pasado que apenas ya asoma por la comarca, el de las
viejas medidas de capacidad olvidadas por los nuevos tiempos
Queda un recuerdo de esos que, por algún
mecanismo que será importante para la parte consciente de la mente, se guardan
en la memoria sin que aquello sea algo que pueda destacar en una vida común o
marcar el devenir de una persona.

Es un simple recuerdo, sin más enjundia; el de
marchar donde el 'chochero' de la Plaza de La Alberca con cinco duros en la
mano y pedirle un puñado de chochos. Y el recuerdo del chochero, algo ausente,
sacando de su fajín una 'colodra', una 'cuerna' o un 'galapacho', que de todas
las formas supo el presente que se le llamaba a aquel cuerno de vaca, bien
pulido, que servía para tomar las medidas del recado.
- Cinco duros son esto -recuerdo que dijo,
mientras hundía la 'cuerna' en el cubo de chochos y los vaciaba en una bolsita
de plástico.
Como ven, y se entiende, no debiera ser un
recuerdo que deje huella más allá de una insatisfacción por entender que los
chochos, entonces, tenían precio de exquisitez.

Luego supe que aquella, la colodra, la cuerna,
el galapacho… era un instrumento ancestral que los habitantes de la zona usaban
desde siempre para tomar medidas. ¿Qué medida mejor, puestos en análisis
prehistóricos, que la capacidad de un cuerno de animal?
También supe, con el paso de los años, que
aquella 'colodra' no sólo era instrumento de medida sino "pistolera"
para pastores. Estos se colgaban el galapacho a la fárdela y allí llevaban
agua, o llenaba de leche recién ordeñada para llevarse algo
"caliente" a la boca en la frialdad del chozo.
También lo usaban los arrieros, los chalaneros y
los carreteros, llenos de grasa para untar las ruedas de los carros. Aquí la
cuerna tenía una aliada simpar; una pluma, sencilla pero cotizada a precio de
oro, de buitre o águila, pero no arrancada a cuajo, sino caída de vuelo, que
eran las más largas y untaban mejor los ejes.

Leche, piedra, grasa, chochos…
Quizás el recuerdo viene de que el subconsciente
entendió, antes que la propia madurez, que entonces, frente al chochero de la
Plaza de La Alberca que apenas ha cambiado tras 30 años (que apenas lo ha hecho
tras 300) nos encontrábamos ante el último exponente de una extirpe que ya ha
desaparecido. El de aquellas medidas que, usadas durante siglos, al mismo pie
que las romanas, los celemines o las huebras, han quedado en memoria de
diccionario. Y en desuso.
Por si las moscas, y la inflación, dicho queda.
Una cuerna, cinco duros. De chochos, claro.
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