jueves, 24 de noviembre de 2016

Una cuerna, cinco duros

ENTRESIERRASrd | La mirada de hoy viaja al pasado que apenas ya asoma por la comarca, el de las viejas medidas de capacidad olvidadas por los nuevos tiempos
Queda un recuerdo de esos que, por algún mecanismo que será importante para la parte consciente de la mente, se guardan en la memoria sin que aquello sea algo que pueda destacar en una vida común o marcar el devenir de una persona.

Pero queda el recuerdo, diáfano, a pesar de la corta edad, que no serían más allá de los 6 o 7 años, incluido el escenario concreto: el soportal de la plaza bajo el Ayuntamiento de La Alberca. El recuerdo del 'chochero', que es mote común en muchos pueblos, y que más allá de descubrir una personalidad dada a los líos de faldas, se solía bautizar con él al vendedor de "chochos", que es palabra honrosa y que los cursis, que tienen la boca lavada con jabón, dan en llamar altramuces.
Es un simple recuerdo, sin más enjundia; el de marchar donde el 'chochero' de la Plaza de La Alberca con cinco duros en la mano y pedirle un puñado de chochos. Y el recuerdo del chochero, algo ausente, sacando de su fajín una 'colodra', una 'cuerna' o un 'galapacho', que de todas las formas supo el presente que se le llamaba a aquel cuerno de vaca, bien pulido, que servía para tomar las medidas del recado.
- Cinco duros son esto -recuerdo que dijo, mientras hundía la 'cuerna' en el cubo de chochos y los vaciaba en una bolsita de plástico.
Como ven, y se entiende, no debiera ser un recuerdo que deje huella más allá de una insatisfacción por entender que los chochos, entonces, tenían precio de exquisitez.
Pero ha permanecido como un rastro indeleble que de vez en vez van surgiendo, cuando en los mercadillos brillan los rubios 'altramuces' al paso de los clientes.
Luego supe que aquella, la colodra, la cuerna, el galapacho… era un instrumento ancestral que los habitantes de la zona usaban desde siempre para tomar medidas. ¿Qué medida mejor, puestos en análisis prehistóricos, que la capacidad de un cuerno de animal?
También supe, con el paso de los años, que aquella 'colodra' no sólo era instrumento de medida sino "pistolera" para pastores. Estos se colgaban el galapacho a la fárdela y allí llevaban agua, o llenaba de leche recién ordeñada para llevarse algo "caliente" a la boca en la frialdad del chozo.
También lo usaban los arrieros, los chalaneros y los carreteros, llenos de grasa para untar las ruedas de los carros. Aquí la cuerna tenía una aliada simpar; una pluma, sencilla pero cotizada a precio de oro, de buitre o águila, pero no arrancada a cuajo, sino caída de vuelo, que eran las más largas y untaban mejor los ejes.
También el galapacho servía para llevar la piedra de afilar la guadaña, la que debía estar en perfecto estado de revista para segar la 'hierba verde', que luego supimos que era heno.
Leche, piedra, grasa, chochos…
Quizás el recuerdo viene de que el subconsciente entendió, antes que la propia madurez, que entonces, frente al chochero de la Plaza de La Alberca que apenas ha cambiado tras 30 años (que apenas lo ha hecho tras 300) nos encontrábamos ante el último exponente de una extirpe que ya ha desaparecido. El de aquellas medidas que, usadas durante siglos, al mismo pie que las romanas, los celemines o las huebras, han quedado en memoria de diccionario. Y en desuso.
Por si las moscas, y la inflación, dicho queda. Una cuerna, cinco duros. De chochos, claro.

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