ENTRESIERRASrd | La
mirada de hoy nos trae el aroma del pan recién horneado, perfume característico
de nuestros pueblos, de la pluma de Atanasio Sánchez
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Atanasio Sánchez-REVISTA PATALOSO Yo viví en Cereceda hasta los primeros días del
mes de septiembre del año 1953. En los años anteriores fui muchos días con el
"capacho" a buscar uno o más panes a la panadería del pueblo.
Entonces cada familia hacía su pan. Se
"masaba " una vez por semana, pues en todas las casas había un horno,
casi siempre en el "sobrao" y no era necesario que hubiera un
panadero "a tiempo completo " en el pueblo.
En aquellos años llegaban a diario gentes que
compraban o vendían a la posada de mis padres, y mi madre prefería servirles pan de la
panadería, de nuestra "masadura ".
Mi visita a la casa de Hipólito y Agustina - los
padres de mi amigo Serafín Marcos de Paúl - era muy frecuente. Calle Larga
abajo hasta su cocina pues el horno y las dependencias de la panadería estaban
en la planta baja de la casa.
La señora Agustina no "masaba" todos
los días, ni vendía pan en los pueblos de los alrededores, y eso me obligaba a
acudir a casa de mi abuela a pedir "prestado" uno o varios panes,
pues el señor Hipólito era agricultor y ganadero.
Exactamente 200 años antes, tal como explica el
Catastro de la Ensenada (Libro I de Zerezeda, Archivo Histórico Provincial de
Salamanca), había dos panaderías.
"Hay también dos vecinos que
tratan en masar y vender pan en este lugar y los circunvecinos, llamados Francisco González, que está regulado por
carretero, y Francisco Martín Polinario que lo está por carbonero, los que se
ocupan en esta industria alguna temporada que no trabajan en sus respectivos
oficios y atendiendo que no lo ejercitan diariamente, a cada uno de ellos
consideran pueda dejarles de ganancia anual este manejo cien reales de vellón. Y
no hay quien de ellos tenga oficiales ni aprendices estando todos reputados por
maestros de sus respectivos oficios"
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