ENTRESIERRASrd | Grupos
Ecologistas presentan un recurso contra el uso de veneno y las quemas contra
los topillos en Castilla y León
Las organizaciones ambientales del Programa
Antídoto, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción, presentan recurso
de alzada y urgen a la Consejera de Agricultura y Ganadería a paralizar el uso
de veneno y las quemas contra los topillos en Castilla y León.
Tras 20 años de aplicación sistemática, la
experiencia demuestra que el uso de veneno y las quemas de vegetación no han
impedido las plagas. Sin embargo, el impacto sobre la fauna y flora de estas
medidas ha sido extensamente probado y resulta inadmisible. Las distintas
organizaciones de defensa del medio ambiente que integran el Programa Antídoto
han presentado recurso de alzada ante la Consejería de Agricultura y Ganadería
de la Junta de Castilla y León exigiendo la suspensión inmediata de las resoluciones
que permiten la aplicación de bromadiolona y la quema de vegetación en linderos
y tierras agrarias.
La bromadiolona es un potente veneno en proceso
de sustitución por sus constatados impactos en el medio. La autorización de su
uso mediante estas resoluciones contraviene la legislación vigente y posibilita
que se provoquen graves daños ambientales de imposible reparación.
Por otra parte, las quemas de vegetación natural
y adventicia en linderos y parcelas tampoco ha resultado eficaces hasta la
fecha, mientras que sí genera graves perjuicios sobre otras especies, algunas
protegidas de reptiles y de aves, como alcaudones, gangas, ortegas, sisones y
alcaravanes, y potenciales problemas locales de erosión y emisiones.
Las resoluciones recurridas no se ajustan a la
ley, entre otros motivos, porque no hay evidencias de la existencia de una
plaga y porque la administración no aporta los datos y los métodos científicos
empleados para declarar oficialmente la existencia de plaga de topillo
campesino en el territorio de Castilla y León.
Al contrario, según datos contrastados sobre el
terreno, la abundancia de topillos ha permanecido similar o se ha reducido
ligeramente desde el verano, sin haber causado daño ninguno a las cosechas de
2016. Se trata de un patrón anual común en la población de la especie.
El Programa Antídoto recuerda que, como ha
reconocido la propia Junta, muy posiblemente 2016 ha sido año de pico bianual y
que no necesariamente tiene que trasladarse a una plaga en 2017. En ocasiones
anteriores, al menos en 1997, 2008 y 2011, se trataron incorrectamente
poblaciones de topillos en declive con el consiguiente gasto económico y coste
ambiental ya que el invierno es la estación típica de máximo declive natural de
la especie.
En esos años, la plaga finalizó de forma
simultánea tanto en zonas tratadas con veneno rodenticida como en las no
tratadas, puesto que las poblaciones colapsan de forma natural con el frío,
hecho reconocido por el Ministerio de Agricultura desde los años 80.
La falta de causas justificadas es razón
suficiente para decretar la inmediata paralización del uso de veneno de acuerdo
al Decreto 409/2008, que establece el programa nacional de control de plagas de
topillo y es la base sobre la que sustenta el recurso de alzada presentado por
el Programa Antídoto. Pero, además, las organizaciones ecologistas que componen
la iniciativa denuncian la obstinación de la Junta de Castilla y León a la hora
de afrontar la problemática asociada a los topillos, recurriendo
istemáticamente al uso de veneno y de quemas de vegetación. Con ello, el
Ejecutivo castellanoleonés choca repetidamente contra la evidencia: estas
medidas resultan ineficaces.
El Programa Antídoto exige a la Consejería que
deje de dañar y poner en peligro el medio ambiente y la salud pública con estas
campañas, y afronte la cuestión de forma seria y rigurosa, partiendo de la
consideración de que, si hay plagas, estas son consecuencia de una mala gestión
agrícola y del manejo de los hábitats.
En su recurso, las ONG también han manifestado que
la Junta de Castilla y León ha incumplido otro de los requisitos previos del
Real Decreto 409/2008: para que se pueda autorizar el uso de veneno, es preciso
que se hayan adoptado medidas previas, y no químicas, como son las medidas
agronómicas. Un ejemplo es el labrado de cultivos reservorio, como es el caso
de las alfalfas que superen los parámetros de plaga, y que no se ha realizado.
Las organizaciones recuerdan que las
resoluciones recurridas sí son desgraciadamente eficaces para destruir la
biodiversidad y las especies depredadoras de topillos. Así lo muestra un
estudio científico publicado en 2014 y realizado de forma coincidente en el
tiempo con los tratamientos con clorofacinona en la campaña de
agosto-septiembre de 2007, y con bromadiolona desde mediados de febrero de 2008
mediante la introducción del cereal impregnado en tubos o dispuesto en huras.
Según sus resultados, se cifró un descenso poblacional del 83% en la liebre en
una comarca de León durante los tratamientos con venenos rodenticidas, así como
una reducción de un 68% y un 81% para el zorro y la lechuza común
respectivamente. En cuanto a otras rapaces diurnas, la reducción fue también
muy considerable, por ejemplo de un 72% en el caso de las águilas ratoneras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario