viernes, 24 de febrero de 2017

La burra "que sabía latín"

ENTRESIERRASrd | "Cuando la burra se cansaba, al comenzar la subida a la casilla de Aldeanueva, se abría de patas y decía que ya no continuaba el camino"
© Atanasio Sánchez-Blog Pataloso Esta es la historia de una burra que tenía mi abuela Fausta y que en mi casa la utilizábamos para ir a buscar vino a la Sierra -San Martín, Las Casas, Sequeros y Villanueva- o para ir a Tamames  a buscar gaseosas a la fábrica que allí había.

Cuando iba a buscar gaseosas llevaba  tres cajas atadas con la "volvedera", una a cada lado y la otra en medio, en lo alto del aparejo. El mismo método era el empleado para la vuelta. A la ida tres cajas vacías y a la vuelta tres cajas llenas. Yo caminaba detrás de la burra.
La burra, que "sabía latín", iba muy contenta con el poco peso de la carga en un viaje de unos 12 kilómetros porque a la salida de Aldeanueva cogíamos un camino que nos llevaba al ferial de Tamames, pero al regreso, el camino era más largo -13,3 km- porque lo hacíamos por la carretera.
Cuando la burra se cansaba, al comenzar la subida a la casilla de Aldeanueva, "se abría de patas " y decía que ya no continuaba el camino. Yo la cogía del rabero de las "cabezás " y la animaba a seguir el viaje, porque solía emplear el método de echarse con la carga. Si ocurría esa "faena" era necesario desatar las cajas, quitárselas de encima, levantarla y cargar de nuevo las cajas de gaseosas.
Yo solo, con 9 - 10 años, no podía hacer ese trabajo. Yo le decía palabras de ánimo, y rezaba. Rezaba para llegar al alto de la Casilla. Desde allí todo era cuesta abajo.
La llegada a la Esquina era para mí un momento de alegría pues las gaseosas y yo habíamos llegado al pueblo "sanos y salvos".
Hoy me gusta caminar, subir a la Peña de Francia, ir a Zarzoso, visitar a mis amigos de La Bastida o de La Nava, y darme un paseo hasta El Cabaco, gracias a mis caminatas detrás de una burra  que " sabía latín".

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