sábado, 9 de septiembre de 2017

"La convivencia de distintas edades en las escuelas rurales te prepara mejor para la vida"

ENTRESIERRASrd | Inés Pérez, profesora del CRA Los Jarales en San Miguel de Valero, ofrece su visión de la escuela rural en el especial de El País de este sábado
"En la escuela de San Miguel de Valero, pueblo de unos 350 habitantes, tenemos la certeza de que las clases empiezan a las 9.30. Lo que pasa a continuación, en parte, es una sorpresa. Porque durante la primera media hora, mis 11 alumnos y alumnas, de edades entre los 3 y los 12 años, se sientan sobre unos cojines alrededor de una alfombra y nos contamos cosas"
Así describe Inés Pérez, profesora del CRA Los Jarales, que engloba los centros educativos de Valero, San Miguel de Valero y San Esteban de la Sierra, en el especial dedicado por el diario El País este sábado.

"A veces, un niño trae un objeto para enseñárselo a los demás. Otras, comentamos el recorte de periódico que ha traído un compañero. Y, otras veces, sencillamente, nos contamos cómo estamos. Y, si alguien tiene un problema, buscamos una solución entre todos.
"Si se les deja, los niños saben leer muy bien las emociones. En una ocasión, tras la muerte del padre de un alumno, yo no era capaz de contener mis ojos acuosos. Un alumno de siete años se levantó de su sitio, me rodeó con su pequeño brazo y me dijo: "No te preocupes, porque yo ya he pasado por esto y pienso ayudar a los demás".
"A la gente le extraña que en las escuelas rurales puedan convivir personas de edades tan diversas, pero yo lo encuentro enriquecedor. Esta convivencia te prepara mejor para la vida, porque, cuando sean adultos, estos niños tratarán con personas de todas las edades. Pero, sobre todo, esta mezcla te enseña a respetar los ritmos de los demás.
"Como maestra, este sistema multinivel o escuela unitaria, que así se le llama técnicamente, también está lleno de alegrías. Hay un momento que me llena de emoción: el instante exacto en que ese niño o niña al que llevas enseñando durante varios años interioriza por primera vez el contenido de un texto. Vivir el momento fugaz en el que una persona ha aprendido a leer es un espectáculo.
Y la disparidad de edades no lastra el rendimiento de ninguno. Después de la media hora de asamblea diaria, los alumnos se distribuyen por cursos para que cada uno siga el temario que le corresponde.
Los deberes y los ejercicios se encuentran plenamente individualizados, lo que nos ahorra uno de los problemas habituales en otros colegios: que los alumnos (y en especial sus familias) se pasen el tiempo comparándose.
No todos los alumnos se encuentran siempre en el mismo espacio. Algunos de ellos reciben lecciones de los "profesores itinerantes". La escuela de San Miguel de Valero forma parte de un Centro Rural Agrupado, Los Jarales, al que también pertenecen las escuelas de otros dos pueblos: Valero y San Esteban de la Sierra.
En cada una de estas escuelas, algunas maestras estamos permanentente y enseñamos casi todas las asignaturas. Pero hay otros, los itinerantes, que se desplazan de pueblo en pueblo y que, en nuestro caso, enseñan música, educación física, inglés y religión. En clase, en vez de "los itinerantes", les llamamos "los especialistas". Y los esperamos con muchas ganas.
Aunque Valero y San Miguel de Valero tengan nombres tan parecidos, en realidad son dos pueblos muy distintos. Solo seis kilómetros los separan, pero entre ellos hay más de 150 curvas. Si San Miguel de Valero se encuentra a casi 950 metros de altitud, Valero está a menos de 600. San Esteban de la Sierra también tiene su peculiaridades (además de un vino muy reconocido).
Todo esto hace que las costumbres y el carácter de sus habitantes sean muy distintos. Y de ahí que sean especialmente constructivas las convivencias que, por lo menos una vez por trimestre, organizamos entre el alumnado de las tres escuelas. LEER CRÓNICA COMPLETA

No hay comentarios:

Publicar un comentario