Es tiempo de matanza. Ayer de fiesta y necesidad.
Hoy de fiesta y museo. La Asociación Corral de Concejo celebrará su jornada
matancera el próximo sábado 3 de marzo pero este año han querido rendir
homenaje no solo a esta cita y los oficios que a ella van aparejados sino
rememorar los días precedentes que estaban marcados por los preparativos de
hombres y mujeres para que el día de la Matanza no falta hilo para puntada.
Antes de la matanza, los santeños marchaban al
campo para ir a cortar las ‘ajulagras’, escobas que eran utilizadas para
chamuscar el cochino por su buena yesca. Eso sí, insistimos, como aquí no se da
puntada sin hilo, se cogía un buen haz para tener fuelle con que encender la
lumbre durante todo el año.
Luego tocaba turno de ir a por el vino. Aquí
llegaba el oficio del burro, al que se terciaba su aparejo con el pellejo de
vino y en el caso de Los Santos, por orografía, “se bajaba a la Sierra”, que es
una curiosidad de estas tierras de Salamanca, que suelen bajar al monte en
lugar de subir como en tantos otros lugares.
“Caminito de la Sierra”, que es caminito de
Santibáñez, donde siempre se atesora alguna amistad, por aquello de la
confianza, que ya se sabe que “en las cosas del vino, mejor con amigos”. Desde
allí se traía el pellejo de vino para la matanza y así tener bien para que no
faltara, ya metidos en trato “que si esto que si lo otro”. Lo normal… “pinta va
y pinta viene”.
De ahí que siempre se decía (qué sabio es el
refranero popular), que “traen un pellejo de vino en el burro y otro en el
estómago”
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