domingo, 30 de septiembre de 2018

“Esta España vacía es de la que depende la España llena”


ENTRESIERRASrd | Una mirada a la problemática de las zonas rurales, agravada por la falta de transportes y la incomunicación
© Ramón Hernández de Ávila | Nueva Tribuna Ningún gobierno español, desde que comenzara la llamada era “moderna” o era industrial, y otros adjetivos que en lugar de calificar, descalifican, ningún gobierno español, repito, ha tenido en cuenta las zonas rurales. Solamente les importa, por puro interés egoísta, y no generosa preocupación, cuando, en connivencia con grandes multinacionales, como sucede últimamente, quieren sacar provecho a su costa: véase los intentos de robarles del agua, en su afán privatizador, o la explotación de minas a cielo abierto, desde uranio a carbón o feldespato, que he denunciado en varias ocasiones.

 Zonas hermosas, de rica naturaleza de Ávila y Salamanca (por enumerar únicamente las que figuran en esta columna), sufren esta desidia y padecen esta desatada, perjudicial e ilegal avaricia. Por eso impera la despoblación.
No cuentan, a pesar de ser habitantes muy necesarios, que hacen más por el progreso que muchos políticos. Tienen olvidados estos pueblos, como si no figurasen en el mapa. No son capaces de ver la triste realidad a la que se suma ahora, por si no fuera suficiente la persistente desprotección, la incomunicación.
Un problema, nuevo en algunos casos, y en otros, perenne, añadido en estas últimas semanas con el cambio de empresas de líneas de autobuses que unían los pueblos con la capital. Nunca como ahora, con la concesión de lineas de viajeros a la empresa Monbus, con varios detenidos hace quince días, y 9 de sus gerentes imputados, bajo sospecha de varios delitos. Esta empresa nacida en Galicia, está siendo investigada por varios jueces por delitos contra la hacienda pública, blanqueo de dinero, falsedad documental, tráfico de influencias, cohecho y otros delitos contables. Poca cosa... Su presidente, Raúl López, fue detenido en lo que se conoce como Operación Cóndor. Esta ejemplar empresa, que empezó con una camioneta de mala muerte, para trasladar aficionados de clubes gallegos, por lo que se ve, se ha hecho con el transporte de viajeros por carretera en casi todo el hemisferio norte de esta piel de toro, de la que se ha llevado las mejores tajadas.
Desde finales de agosto, ha comenzado a prestar servicios de línea en la zona de la cara norte y sur de las estribaciones de Gredos, y en la frontera de las provincias de Salamanca y Ávila, desde Linares de Riofrío a Madrid, pasando por Guijuelo y siguiendo un trazado semejante, Béjar, Barco, Piedrahita, a la anterior empresa, ubicada en esos caminos desde hace 30 años, con cuyos servicios los pobladores estaban bastante conformes. Monbus ha comenzado con reformados itinerarios, cambiando horarios y paradas, aislando y dejando sin servicio a casi medio centenar de pueblos, tanto de las estribaciones de Gredos, como de los municipios fronterizos de ambas provincias. Un servicio que a nadie conforma, que aísla a medio centenar de pueblos, antes comunicados, que se vienen a sumar a otros 40 municipios que ni antes ni ahora disponían de transporte público. Sumados, pues, los nuevos a los ya aislados anteriormente llegan a más de un centenar, en una zona olvidada, salvo, repito, cuando quieren sacar provecho con minas y otras lindezas contaminantes.
La semana pasada alcaldes y concejales de municipios de la comarca de Piedrahita-Barco-Gredos, se reunieron en La Aldehuela (Ávila) para tratar de instar a la empresa a que acabe con lo que han calificado de “desastrosa situación en las nuevas líneas y la incomunicación a que les ha sometido desde finales de agosto la nueva empresa de autobuses Monbus. Sus conclusiones las llevarán a  la reunión con el  presidente de la Diputación, el delegado territorial de la Junta en Ávila y el jefe de servicio de fomento de la JcyL, para que sus técnicos intercedan ante el Ministerio de Fomento y tratar de evitar este desaguisado.
Ahora peor que antes
Peor ahora que hace cuarenta años, que ya es decir. Por si fueran pocas las penalidades que están sufriendo los habitantes de esas zonas, con las nuevas líneas de autobuses y horarios, su aislamiento se agravará, aumentando los problemas. Antes había incluso línea directa desde Guijuelo a Madrid (incluidos los domingos por la tarde), y se combinaban diferentes líneas, para que los transbordos se hicieran rápido. En mis tiempos de estudiante (hace medio siglo), yo era frecuente usuario, en la llegada y final de vacaciones, y la planificación del transporte en esas comarcas, era mejor que la de ahora, aunque en fechas señaladas, nos apretasen como ovejas. Lo sufríamos con resignación; sabíamos en qué país vivíamos, pobre, sin  remedio, sin política, y sin protestar.
Con esta decisión del responsable principal de la concesión de líneas, o sea, de un Ministerio de Fomento, que no fomenta soluciones, y complica la vida, y con una empresa en entredicho, no me extraña que los lugareños se harten y no se limiten a protestar con pancartas pidiendo mejores comunicaciones durante las etapas por donde pasó la vuelta ciclista a España esos días, que pasó desapercibida (no la vuelta, sino la protesta); no hubo ninguna “toma” que mostrara esa reivindicación. Todo muy bonito, el puerto El Pico, la calzada romana, el paisaje, las cumbres de Gredos, la Laguna... Pero nadie habla de su aislamiento que complica incluso las consultas médicas del 90% de habitantes que sobrepasan los sesenta años... Quizá los técnicos de Fomento y los gobiernos, en connivencia con empresas que van a lo suyo y no son trigo limpio, como esta Monbus (ejemplo de triunfadores con añagazas, de gente que se lleva el gato al agua), esperan que se mueran los pobres lugareños abandonados, para ahorrarse pensiones, por otra parte, pensiones de miseria... Pero así va este país, donde lo único que parece existir es el maremagnum de Madrid y sus parásitos, el mareo de la perdiz con eso del independentismo, o la exhumación de una cadáver que jodió España... Cortinas de humo para esconder la cruda realidad de un país que, aun admirando su naturaleza y la bondad de sus gentes, se vea en la ruina más desastrosa por políticos incapaces de solucionar los problemas cotidianos. ¡Cómo les vamos a pedir que solucionen otros problemas de mayor calado!
Quizá esta España “vacía”, de la que depende la España “llena”, se harte y no se conforme con blandir pancartas que nadie ve. Quizá esta España solitaria, olvidada y abandonada, harta de su lamentable estado, deje de cultivar el campo, y haya que recurrir al trigo de allende los martes, como sucedió antaño. Quizá tengamos que alimentarnos con productos de segunda clase, menos sabrosos y vitamínicos que los que producen estas feraces tierras. Que no nos vengan con mandangas, y restituyan, si es que no quieren mejorar, el transporte que merece un país moderno. Los transportes contribuyen en gran medida al progreso. Sin ellos, el país se estanca. No avanza.

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