sábado, 17 de noviembre de 2018

La oblata

ENTRESIERRASrd | Una nueva mirada a otra de las tradiciones perdidas y que hablan de la religiosidad y el arraigo ancestral de las gentes de la comarca
© Atanasio Sánchez-Blog Pataloso Cuando comenzaron mis veranos - y otras temporadas cortas en Cereceda - empezó mi interés de historiador por las " cosas " del pueblo.

Desgraciadamente ya había fallecido Ventura - " la memoria viva de Cereceda " - y tuve que conformarme con informaciones de Isidro, de Arístides, de Silvestre o de Agustín, quien fué alcalde durante unos años.
Otros hombres - entre ellos el juez de paz Argimiro Gómez Marcos - también me ayudaron en los primeros momentos de " incertidumbre " sobre la historia del pueblo.
Mi decisión de realizar un trabajo de investigación se veía muy comprometida por la distancia de mi residencia habitual a Cereceda.
Las palabras de ánimo de muchas personas hicieron que comenzara esta " aventura" de poner en un blog - cuya entrada es gratuita - todas las " cosas " que yo pudiera encontrar sobre el pueblo.
Quiero destacar que unas mujeres - la señora Encarna, mi tía Luisa y María la cartera - han sido durante los últimos años de su vida una " fuente " de información.
La palabra que traigo hoy me la dijo la señora Encarna.
Ella me contó que, cuando una mujer daba a luz, tenía la obligación de realizar una " acción de gracias ", que consistía en llevar al recién nacido un día a misa y entregar al sacerdote un panecillo que se llamaba la oblata.
Era un pan de masa normal que se doraba por encima untándolo con aceite.
Esta " acción de gracias " se realizaba siempre después del bautizo " porque el cura no dejaba entrar en la iglesia a los recién nacidos que no estuvieran bautizados.Por eso - me decía ella - la pila del bautismo está a la entrada de la iglesia."
Ese panecillo despertó mi curiosidad de investigador y me he dedicado a " indagar " en otros pueblos si tal costumbre era castellana o de otras regiones.

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