PEDRO
SÁNCHEZ GÓMEZ |
Crónica del niño de Colmenar que
sobrevivió a la caída de un rayo en la cima de la Montaña Sagrada
Según un relato
entresacado de la obra “Santuario de la Peña de Francia. Historia”, escrito por
Alberto Colunga O.P, publicado en la editorial San Esteban en 1990, en su
página 103, en el capítulo dedicado a las tormentas que se producen en la Peña,
recogiendo varios sucesos y la protección de la Virgen como eficacísimo
pararrayos, se dice:
Tormentas en la
Peña de Francia
“En el año 1479,
el 7 de septiembre y víspera de la fiesta principal del Santuario, en que suele
ser mayor el concurso de los fieles, hubo muy grandes y espantosos nublados,
truenos y relámpagos. Cayó un rayo cerca del Monasterio, en medio de más de 500
personas y dio a una mujer de Sahagún y a un niño de Colmenar y a dos bestias,
quedando allí tendidos. Teniéndolos por muertos, llevaron a la mujer a la
iglesia y metiéronla en la sacristía.
Tenía una herida
grande que le había hecho el rayo, y comenzaron a lavársela con un poco de agua
rosada y, acabando de lavársela, la herida fue curando y la mujer quedó del
todo buena y sana, que pudo velar toda la noche. Al niño, al verlo su padre,
con gran sentimiento lo tomó en sus brazos y llevólo a la iglesia y lo puso
sobre el altar de Nuestra Señora, diciendo: “Oh Señora, Virgen María, a Ti te
encomiendo este niño, e pues a Ti venimos a buscar, no nos envíes de tu casa
desconsolados”. Por espacio de tres horas estuvo el niño sobre el altar, al
cabo de las cuales volvió en sí y comenzó a hablar con un hermano que estaba
junto a él. Las bestias heridas por el rayo murieron, y esto aumentó la
impresión que el suceso causó en la muchedumbre”.
El niño, sano y
salvo de sus heridas, regresó con su padre a Colmenar donde, enterados ya del
suceso fueron recibidos con alborozo y lo celebraron con una gran fiesta,
ofrendas, promesas, misa solemne, procesión y ¡¡Vivas!! a la Virgen de la Peña.
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Cabe reseñar que la Peña
de Francia y su Virgen han estado unidos a los milagros 'meteorológicos' desde
el mismo instante de su aparición. Ya Simón Vela, el primer peregrino que halló
la Virgen en la cima de la Montaña Sagrada, recibió aquel mismo día, el 19 de
mayo de 1434 el impacto de un rayo. De ello dan prueba los restos óseos del
propio peregrino francés, guardados en el camarín de la iglesia del Robledo en
Sequeros, que muestran un enorme agujero en su calavera con el que vivió los
últimos años, según cuenta la tradición, como consecuencia del impacto de ese
rayo.
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