ENTRESIERRASrd | Fue una de las grandes estudiosas de la música
tradicional de la provincia
El
mundo de la cultura está de luto en la provincia tras el fallecimiento en las
últimas horas en Salamanca de la musicóloga Pilar Magadán Chao, persona clave
para conocer mejor la vida y obra del insigne Don Dámaso Ledesma Hernández.
Pilar Magadán, gran estudiosa de la música tradicional salmantina, fundadora de
la Escuela de Instrumentistas Populares de la Universidad de Salamanca e
integrante desde su fundación del Centro de Estudios Mirobrigenses, entre otros
méritos.
Magadán,
como gran estudiosa de los sonidos tradicionales de la provincia de Salamanca,
era muy conocida en las comarcas serranas, especialmente en la localidad de
Candelario, donde pasaba largas temporadas y donde "se ha sentido
profundamente su pérdida".
En
el año 2006 Pilar fue nombrada pregonera de las fiestas patronales de Mogarraz
y qué mejor manera para rendirle homenaje que rescatar sus palabras de
entonces, vigentes entonces y por siempre. Que su legado permanezca.
"Lo
sencillo es la fina gota de agua que cae de la nube"
PREGÓN.
MOGARRAZ, 4 de agosto de 2006 Pilar Magadán Chao
Vecinos
y moradores de Mogarraz; visitantes, «hermosas gentes» que vais de paso por
este armonioso rincón de la Sierra de Francia. Amigos todos:
¡Se
hace «sabel»!, como diría nuestra querida Sole, la inolvidable alguacila de Mogarraz
… «Se hace sabel» que Mogarraz está en Fiesta, porque lo está su Patrona, la
Virgen de la Nieves y por Ella, para felicitarla, cantaremos y bailaréis gozosos.
Haremos
música de Mogarraz, música de raíz que ya mi maestro, el Dr. Aníbal Sánchez
Fraile, buscó y encontró aquí, y quiso, sabiamente, transcribir de sus informantes
mogarreños que, allá por los años 1940-41, cantaban con natural maestría y así
aparecen relacionados en el Nuevo Cancionero Salamantino de D. Aníbal, editado
en 19431: las ramajeras danzadoras de «Las Nieves, 1939»; el sacristán Horacio
de Blas; Antonio Sánchez, Amparo Cascón, Isabel González, Francisca y Hortensia
Iglesias, de las que tuve el privilegio de aprender, tras escucharlas en
1973-74. Juana Hernández y un coro de niñas, niñas entonces, cuando se cantaba
«a toda hora», entonaron para dicho Cancionero once canciones
infantiles,
en romance y en versos dodecasilábicos preciosos. Esas niñas eran:
Consolación
Martín, Josefa Parra, Cruz y Juanita Inestal, Teresa Sánchez, Agustina Rodríguez,
Teresa Losada, Ana María Calvo, Consuelo Murciano y María Paz Cascón.
Toda
esa nómina de hijos de Mogarraz colaboró en aquel delicado momento (1939-40-41)
con el Doctor D. Aníbal Sánchez Fraile, en un intento de «retener identidades»,
a punto de perderse ya, en aquellas fechas. Cantemos, pues, todos cuando llegue
el momento. Será una bella forma de colaborar con nuestra Peña Virgen de las
Nieves en su noble tarea de enaltecer al pueblo que se cobija bajo el manto de
su Patrona ¡Qué atrevimiento, por mi parte, estar aquí para pregonar la alegría
de esta Fiesta!
Ser
pregonera en Mogarraz le plantea a cualquier mujer un conflicto de competencias,
no solo con vuestra campana «al vuelo», a la que el Dr. Eugenio Cascón Martín,
mi antecesor inmediato en esta honrosa «comenencia» del Pregón, la considera
«mujer de figura y alma»… y «gran pregonera, con vibraciones que encierran
susurros…». No es solo eso: no es solo con la «Mujer-Campana» de la bella
metáfora de Eugenio Cascón. La competencia se establece también con la más
sabia,
con la más bella y elegante pregonera que ejerció en Mogarraz durante tantos
años. Sobre ella dejó escrito el ilustre mogarreño dapié, D. Eufemio Puerto Cascón:
«Soledad Cascón Rosellón fue una grandísima actriz, que interpretaba con gallardía
y naturalidad, y transmitía…saber y emoción… Lástima de actriz profesional
perdida…»
En
efecto, a la «Sole», a Soledad, la hemos perdido como actriz y como cantante profesional,
pero Mogarraz ganó para sí a una «Sole» hermosa sin afeites, con elegancia
natural en su tradicional indumentaria, en su voz, en sus ademanes. Con sabiduría
honda, antigua, infinita... Sabiduría sin resabios académicos, de la que
tanto
aprendimos los que hemos tenido el privilegio de conocerla.
Es
la sabiduría que he encontrado siempre en las personas de Mogarraz que intento
recordar hoy, en agradecimiento a tanto como me han enseñado. No puedo olvidar
al venerable ex sacristán, mi querido Sr. Gerardo Martín Barés, que, según D.
Eufemio Puerto, «bordaba, en sus tiempos, cualquier papel en las obras de
teatro»3. Del Sr. Gerardo recogí impagable información literario-musical
y,
sobre todo, testimonio de su finísima sensibilidad y grandeza de espíritu. Fue
un ser ciertamente excepcional, que deja huella para siempre.
No
olvido tampoco la elegancia, la seriedad y profesionalidad del orive, Moisés Rosellón
Cascón, cualidades heredadas por Teresina, su hija, con arrestos para transmitírselas
a sus hijos Ángel y Manuel, orives mogarreños, aquí entre nosotros…
No
es poco: Ángel y Manuel, Manuel y Ángel, mantienen la identidad profesional familiar
y localista. ¿Hay algo mejor que reunir, en una pequeña colección, joyas tradicionales,
elaboradas por abuelo y nietos? Pues Mogarraz lo ha conseguido y Voces Blancas
Salman-tinas, en menor medida, también. Con orgullo las lucimos aquí, hoy, en
las Nieves: botones, hebillas, broches… de abuelo y nietos. Se lucen las preciosas
hebillas de plata que rematan los zapatos «de oreja y hebilla», realizados artísticamente
en 1975 por José y Agapito Hernández Iglesias. Últimamente, en 2005, Agapito
elaboró, en tela adamascada color carmesí, otro par de zapatos, cuya perfección
es difícilmente superable. También se lucirán los grandes collares de «bollagras»
y «carretes». Algunos salieron en 1976 de las manos de otro orive mogarreño,
Nemesio Criado de Blas.
Otro
hermano, Hernández Iglesias, alias «Poldo», realizó preciosos botos camperos charros
y borceguíes, de la comarca de El Rebollar, para José Ramón Cid Cebrián, compañero
en el Centro de Estudios Mirobrigenses, del que es vicepresidente y compañero,
y también en Voces Blancas Salmantinas, del que pronto será corresponsable
junto con Manuel Barrios, Pedro Rodríguez, Ana Teresa Sánchez
Boyero,
Sofía Paradinas, María Luz Cembranos, etc. Y ¿cómo olvidar a la siempre
sorprendente Sra. Adela Núñez y sus preciosos cuentos y canciones? Espero que
los haya heredado su hijo, Manolo Parra Núñez, maestro de baile serrano,
siempre generoso, siempre caballero. La Sra. Flora Maíllo transmitió también
más «cantares y decires…». Su hija, inolvidable, Alfonsa Herrero Maíllo,
restauró con maestría infinita la «ruina» en que se había convertido este traje
de Vistas (a), arrinconado en un «sobrao» de Mogarraz. Alfonsa realizó el
milagro, allá por los años 1977-78.
Alfonsa
y la, también artista, albercana Sra. Francisca Becerro reprodujeron entre 1975
y 77, con materiales más o menos actuales, este otro traje de Vistas (b), correspondiente
a esa ceremonia, LAS VISTAS: rito Prenupcial reconocido, ya en el siglo XV, por
Juan del Encina, como vigente en los pueblos de las serranías salmantinas.
Recientemente se pudo complementar esta indumentaria, añadiendo otra prenda
tradicional: la «mantita», primorosamente realizada por otra «labrandera»
mogarreña, Juanita Criado Puerto, como réplica a la prenda recuperada en el
«sobrao» citado anteriormente.
Juan
del Encina, desde su villancico «Ya soy desposado», relata la ceremonia de las Vistas,
en diálogo entre amo y pastor Mingo:
–
Amo: ¡Qué diste a las Vistas!
–
Mingo: La Vista primera, alfarda con listas y laxa y gorguera
……………………………………………….
–
Amo: aburre los celos, tenla «repicada»
–
Mingo: Sobarbas y velos; camisa labrada de estopa delgada, nuestr´amo ya soy
desposado. Camisa labrada, por buena «labrandera», se entiende, es, sin duda,
nuestra camisa «galana» femenina. Solo en Mogarraz he sido capaz de encontrar,
allá en los años 1973-74, el arte y el entusiasmo precisos para restaurar,
primero, y reproducir, después, tan histórica prenda, que pude adquirir con
dificultades y mucho tiempo.
...Y
fue una «labrandera» de excepción, Conchita Criado Criado, la que consiguió lo que
hasta entonces no se lograba alcanzar. La creatividad de Conchita Criado no le permite
repetir modelo, por lo que cada obra suya es un portento de variedad dentro de
la armonía del bordado tradicional salmantino, que muestra en Mogarraz signos
evidentes de peculiaridad.
La
escuela artística de Conchita y de sus primas Juanita y Aniana Criado radicaba,
como en el caso de cualquier mogarreña, en el corazón de su hogar. Fueron las madres,
por lo general, el hilo conductor de ese saber. Pero en esta familia me atrevo
a señalar un hito que creó un impacto especial: Jerónima Matea Criado, tía de
Conchita, de Juanita y de Aniana. Matea... Matea y su silencio concentrado...
Matea y su búsqueda contemplativa, quieta e imparable a la vez, búsqueda de la
perfección. No hay tiempo para un análisis del simbolismo oriental precristiano
de cada uno de los motivos de flora y fauna, característicos del bordado
serrano. Pero, al pensar en Matea, la asocio siempre a la infinita perfección
que conseguía para el misterioso pelícano y su escorzo, tan complicado de
resolver.
Mi
admiración, en este caso, se une a la del escritor abulense José Jiménez
Lozano, que desde su Guía Espiritual de Castilla se sorprende al encontrar en
las pinturas bajas del ábside de lo que él llama «ermitilla», en San Baudelio
de Berlanga (Soria, siglo XI), «un ¿ibis? o un ¿pelícano?... pintado bajo la
ventanita abocinada ... con el
escorzo
del ave sagrada del antiguo Egipto, acentuadamente dibujado...»
Y
mi admiración ante el escorzo «acentuadamente dibujado», también en el bordado
de Matea, se vuelve interrogante para mí. ¿Cómo llegó hasta aquí «el ave sagrada
del antiguo Egipto», en esa versión tan anterior a su simbolismo eucarístico,
es decir, al pelícano sacrificándose a sí mismo por alimentar a sus polluelos...?
La presencia de este orientalismo mediterráneo (?) nos ofrece ya la razón
de esa sabiduría honda, antigua, infinita... que encontramos en nuestras gentes.
Y
sigo preguntando: ¿de dónde procede la genialidad de «Flores», Florentino Martín
Luengo, el tallista que desde sus maderas retrató en la puerta de su casa a la
Virgen de la Peña de Francia y al pie de la misma talló, también, su verso octosilábico,
ingenuo y sabio?:
No
la estropees, por Dios, que la Virgen es SAGRADO
quien
estropea obra de arte es que está mal educado.
¿Quién
nos explica que Lorenzo Sánchez, alias «Titón», para el que «tocar el tamboril
y la gaita es como coser y cantar», cultive, además, una especie misteriosa de
cebollas con las que cura dolencias a las que la ciencia médica no llega a
veces? Y su artístico sucesor al tamboril, Tomás Pérez, alias «Tito». ¿De dónde
recibe ese
soplo
«quasi divino» que le impulsó en su adolescencia a arrancarse a bailar (lo viví
y doy fe) con la fuerza del inolvidable Maúro de Mogarraz, heredada también por
su genial biznieto Arturo López Caño...?
Los
mogarreños sabéis bien el honor que esta comparación y esta herencia significan.
Y también lo saben los más de veinte trofeos que Tito y su hermana Mary, casi
sin proponérselo, han conseguido gracias al arte indiscutible de su baile serrano.
Y lo confirman también los aplausos y premios recibidos por Arturo López Caño,
el biznieto de «Maúro».
¿Quién
nos da contestación a tanto interrogante?... Hay una frase-síntesis de la doctrina
filosófica del francés Jean-Marie Guyau (1854-1888) que creo resuelve nuestras
incógnitas. Dice Guyau: «Lo sencillo es la fina gota de agua que cae de la nube,
y que ha necesitado para formarse todas las profundidades del cielo y del
mar...».
Pues mira por dónde, yo llegué a Jean-Marie Guyau, y a la síntesis de su pensamiento,
de la mano de una mogarreña, Juanita Cascón Maíllo, que me habló tanto de su
tesis doctoral sobre este filósofo, tesis doctoral no defendida «amoris causa»,
ya que su dedicación a la familia retarda su lectura.
...
«Todas las profundidades del cielo y del mar» fecundan esos valores aceptados, tan
mogarreños, que sacrifican de momento un honor académico, en aras de un infinito
amor filial.
...
Pero esas mismas «profundidades del cielo y del mar...» se precisan y convergen
en el milagro de nuestro pintor mogarreño, ya universal, Florencio Maíllo.
Florencio
hizo descansar temporalmente sus pinceles para convertir el contenido de un
viejo arcón olvidado en un científico trabajo sociológico-etnográficoartístico:
2.974 fotografías salvadas para su Tesis Doctoral, defendida el pasado quince
de junio en la Universidad de Salamanca. Su tesis, Identidades Perdidas, trata
de los días previos a la emigración, que desde 1962 vació de gente joven a tantos
pueblos de esta comarca. Identidades Perdidas sorprendió al Tribunal, que la
calificó con Sobresaliente Cum Laude, nada menos. Nuestro laureado pintor y profesor,
hoy ya Doctor, regala al pueblo su escultórico memorial: el monolito Memo-rias
de esta tierra, que es una síntesis artística, sugerente, de un momento
crucial,
decisivo para la Sierra de Francia.
En
esta comarca, pocas fechas atrás, se cantaban alegremente fandangos como el que
Horacio de Blas y Antonio Sánchez le dictaron a D. Aníbal, para el Nuevo Cancionero
Salmantino de 1943:
Eres
clavel del Oriente que te mantienes de olor
Yo
me mantengo de verte, prenda de mi corazón.
Mogarraz
está en Fiestas, amigos. Y bien puede estarlo, porque lo está su Patrona, la
Señora de las Nieves, pero, también, porque tantos mogarreños comprometidos cavilan
y escriben con sus vidas, con la pluma, o con ambas cosas, para que la Historia
de su pueblo brille por siempre.
El
que desee conocer esta Historia a fondo que se acerque al trabajo de un investigador
ilustre, Argimiro Calama y Rosellón, y lea La villa de Mogarraz y la fundación
Juan Antonio Melón, otro ilustre mogarreño. Esta obra de Argimiro Calama está
preciosamente escrita y documentada; fue editada en dos volúmenes en Madrid,
1992. Desde el año 2004 Mogarraz se asoma al mundo gracias a otro libro
singular, ejemplo de colaboración «codo a codo»: Mogarreño dapié, de Eufemio
Puerto Cascón. Se trata de escritos inéditos de D. Eufemio, reestructurados,
catalogados y dispuestos para su publicación por el Presidente de la Peña
Virgen de las Nieves.
Ramón
Hernández Martín realizó un arduo trabajo para el que buscó y pudo encontrar
inestimables ayudas en los terrenos familiar (Afonso Puerto y Visitación Cascón)
y lingüístico (Eugenio Cascón Martín y Julián Burgos). Y una especial ayuda y
colaboración de Conchita Criado Criado que, según palabras de Ramón, «supo
también poner en mis manos todo lo que poseía al respecto, dada su amistad y
devoción por D. Eufemio...».
Mogarreño
dapié, libro hermoso y sencillo como cada una de las personas recordadas en
este pregón, que se «ha pasado» de extenso por muchas cosas, pero sobre todo
por el intento de llegar razonadamente a definir lo sencillo, con las palabras
de Guyau, el filósofo francés, al que entre todos ya hemos hecho un poco
mogarreño.
Él nos dijo algo que nunca debemos olvidar: «Lo sencillo es la fina gota de
agua que cae de la nube, y que ha necesitado para formarse todas las
profundidades del cielo y del mar...». Gracias, muchísimas gracias.
Pilar
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