ENTRESIERRASrd | Una
mirada a la patata otoñal por excelencia, la patata fina, ingrediente principal
en las mesas de fiesta y familia durante el invierno
Las patatas finas están muy cotizadas, rondan
los 3 euros el kilo. Si lo valen, que lo juzgue el paladar o los riñones que
ponen casta para sacar el fruto a la tierra.
Las patatas, bien se sabe en la comarca,
sustituyeron como principal alimento del
día a día a las castañas. Pudiera decirse que, cuando Colón trajo aquella
fécula del Nuevo Mundo, los castaños respiraron aliviados sin saber el destino
que les esperaba.
La patata fina tiene una textura suave, rica. Es
patata de Entresierras, de Quilamas y Campo Charro, de Los Santos, de Escurial,
de Navarredonda de la Rinconada.
Desde allí, hace algunas décadas,
partían camiones fondones cargados de patatas camino de las estaciones más
cercanas. Durante un tiempo, toros, universidades y lazarillos aparte, no todos
saben que Salamanca fue el "patatal de España".
La patata fina es una patata tardía, quizás
porque viene ya a contracorriente del tiempo y va rápido a ponerse el traje
antes de que vengan las heladas. Se recoge en las primeras mangas de octubre y
su producción es delicatassen de este mes porque no se siembran a puñados, sino
en pequeñas cantidades, para todos aquellos que prefieren que la verdura no
tenga sabor a tela de saco sino a tierra mojada.
Esta patata es la de los días de fiesta, de este
12 de octubre sin ir más lejos, que huele a caldero, a lluvasco y brasero, que
es lo mismo que decir, por estos páramos, que huele a patria.
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