ENTRESIERRASrd | Un homenaje
a otro de los animales que hizo la vida más fácil a generaciones de familias:
el burro
Dice el refrán que “con borriquito y alforjas.
calladito se hacen las cosas”
En aquellos tiempos, cuando el tractor era visión
de un futuro muy lejano y los coches una excentricidad de los bien aposentados
que venían al pueblo como reyes o caudillos, el burro era animal de carga,
trabajo y compañía.
Era tal la importancia del pobre animal que para
la mayoría de los paisanos el asno era el bien que más merecía una deuda.
Porque el burro, a su pasito, iba y venía, traía a
personas, aperos y labores, trabajaba en la dehesa desgranando la cosecha,
arando el huerto, acarreando leña o cargando fresas. Sin pedir ni una.
Y hasta el burro tenía agenda. Que los lunes, por
tarea, llevaba al lomo la ropa sucia a las pozas para lavar, que había tanta en
ocasiones que las pobres mujeritas no podían cargar con tanto trapo. Y en
terrenos de difícil acceso, bien para una siembra o para un rescate, el burro,
que se sabe es animal todoterreno, era el único que podía entrar a echar la
mano. O la pezuña.
Y a más de ello, por si fuera poca la destreza,
era fiel como pocos compañeros. Tal así que ha quedado al recuerdo de aquellos
tiempos ese recuerdo imperturbable de hombre y burro unidos. Por la fuerza,
claro.
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