ENTRESIERRASrd | Una mirada a la sabiduría ancestral de
los vecinos de la zona, cuya inteligencia pasa por encima de la vanidad ajena
© J. Navarro
Franco Se cuenta que en un pueblo del interior, un grupo
de personas se divertían con el tonto del pueblo. Un pobre infeliz, de poca
inteligencia, que vivía de pequeñas dádivas y limosnas.
Diariamente ellos
llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos
monedas: una grande de 1 peseta y otra más pequeña de tamaño para más valiosa, de
5 pesetas.
Él siempre cogía la más
grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, alguien que
observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido
que la moneda mayor valía menos.
- “Lo sé”, respondió,
“no soy tan tonto. Ya sé que la que cojo vale cinco veces menos, pero el día
que escoja la otra, el jueguecito acaba y no voy a ganar más mi moneda”.
Esta historia podría
concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece
tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles eran
los verdaderos tontos de la historia?
La tercera: Una ambición
desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
Pero la conclusión más
interesante es:
Podemos estar bien, aún
cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo
tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, si no lo que uno piensa
de sí mismo.
El verdadero hombre
inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser
inteligente.
.
Mú bo contu,a filosofía du mundu du campu.
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