ENTRESIERRASrd | Una mirada a la sabiduría milenaria de la
comarca a través de sus “masadoras”
© Atanasio Sánchez-Blog Pataloso
“Por el horno barrido, nunca el pan perdido”. Esta frase es de mi abuela
Fausta.
A la hora de "
masar " había mujeres que colocaban las brasas en las orillas del interior
del horno. A mi abuela le gustaba barrer bien el horno, los ladrillos del suelo.
Para ese trabajo utilizaba escobas de las de " balear el muelo de trigo
" y trapos mojados.
- Eso se hace cuando los
ladrillos del techo del horno estén blancos, era su consejo.
Le gustaba que el pan se
metiera con la pala de madera y la tapadera de una lata en la parte final para
que no se quemase la madera.
Ella decía que el pan se
quedaba " medio crudo " si se colocaba encima de brasas o de ceniza.
- Se quema por fuera y
queda crudo por dentro. Esa corteza está muy dura y sabe " mala "
porque tiene el saber de la ceniza de las bardas o de la leña empleada para
calentar el horno.
El trabajo de barrer el
horno no dejaba que lo hicieran sus hijas. Ese es un trabajo de la "
masadora " porque los hombres deben " dar el torno " nada más.
Los demás trabajos son de las mujeres.
Yo recuerdo que, cuando
mi padre estaba al carbonal o a las carreteras - " machar " piedra
para echar en el firme de la carretera - era yo quien " daba el torno
" antes de ir a la escuela.
Como era un trabajo
" de hombres " y yo era un niño, mi madre tiraba de la manivela del
torno por un lado y yo por el otro.
Ahí terminaba mi trabajo
de " masar " por el que recibía el premio de una torta con miel al
llegar las cinco de la tarde.
Las cinco de la tarde
era la hora de salir de la escuela, la hora de sacar el pan, la hora de ir a
buscar agua, la hora de picar berzas para las cabras, la hora de......
Las cinco de la tarde
era una hora muy importante en la vida de Cereceda en otoño, invierno y
primavera.
En verano se retrasaba
una hora : A las seis " tocaba el boyero " y se paraba la trilla.
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