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| El museo alberga maquinaria y utensilios que se usaron desde hace siglos
en la localidad
Béjar ha inaugurado hoy su Museo Textil,
tras dieciocho años de negociaciones y una inversión de dos millones de euros,
que recorren una industria que a mediados del siglo pasado daba empleo a 5.000
personas en la localidad, reducidos a 200 en la actualidad.
La presidenta de las Cortes de Castilla y
León, Josefa García Cirac, ha sido la encargada de presidir los actos de
inauguración de un edificio a orillas del río Riofrío, que alberga todo tipo de
maquinaria y utensilios que se usaron desde hace siglos en esta localidad, que
tuvo en el textil su motor de desarrollo.
En este museo "se verá reflejado el
día a día en el trabajo de muchas generaciones de bejaranos, que hicieron de
Béjar una ciudad de gran relevancia", ha dicho la presidenta. García Cirac
también ha destacado la importancia que tendrá este museo a nivel turístico y
cultural para la zona.
El alcalde de Béjar, Alejo Riñones, ha
explicado a los medios de comunicación que la historia textil de Béjar se
remonta al siglo XIII, "con muchas personas que dejaron su vida trabajando
en las máquinas tan peligrosas del sector textil". Todas las máquinas que
se exhiben, algunas con dos siglos de historia, son del Ayuntamiento de Béjar,
aunque muchas de ellas han sido cedidas.
"Es el mejor museo del textil de
España que se explica en lengua castellana, ya que hay otro en Cataluña, en
Tarrasa, que es muy bueno, pero allí lo explican en catalán", ha observado
el regidor.
La máquina más curiosa es una de cardar
con 150 años de historia, que estuvo en Béjar y que ha sido recuperada por el
Ayuntamiento hace un mes en la provincia de León para exhibirla en el museo hoy
inaugurado. Destaca la exhibición de una máquina de fabricar cuerdas de piano,
construida a principios del siglo XX y que ha sido cedida por el bejarano
Manuel Bruno.
El museo, con dos plantas, pretende hacer
un viaje por todos los utensilios que usaban antaño las fábricas bejaranas,
como chamuscadoras para quemar fibras, los batanes para el fieltrado,
tundidores que alisaban el tejido, canillas para elaborar banderas o ruecas
para enrollar las fibras, entre otros muchos.
También se muestran salas de máquinas, de
hilaturas, telares y la denominada sala de urdimbre. El museo se abrirá al
público de jueves a domingo y pretende reflejar la historia textil de una
ciudad que a mediados del siglo XX tenía 5.000 empleados en el sector y que en
la actualidad, debido a la crisis, tiene 200 empleados.
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